¡Llegó la primera edición del Festival Tertulia! Recorrido por el evento musical más esperado de Puebla.
El pasado fin de semana, muchos de los seguidores de rock se congregaron en Plaza Cívica de la victoria en la ciudad de Puebla, para festejar la primera edición del Festival Tertulia.
Sin embargo, el clima tenía otros planes, ya que una lluvia persistente y un frío penetrante amenazaban con poner en peligro el evento. A pesar de las complicaciones climáticas, la pasión por la música y la determinación de los organizadores y los asistentes -quienes esperaron no tan pacientemente- terminaron por lograr que todo saliera como estaba planeado.
La mañana del festival trajo consigo una lluvia constante que obligó a retrasar el inicio del evento más de dos horas. Los organizadores trabajaron para asegurarse de que todo estuviera en orden y que los asistentes estuvieran protegidos ante cualquier posible accidente. A medida que pasaban las horas, crecía la fila para poder entrar al evento, comenzaba a notarse la desesperación, sin embargo, la emoción y la anticipación crecían entre la multitud, que aguardaba bajo sus impermeables.
Después de una larga espera las nubes comenzaban a ceder, el sol intentó hacer acto de presencia, no resultó, pero dio la oportunidad de comenzar el festival. Con mucho tiempo de retraso, con la energía de vuelta y listos para hacer resonar el lugar con música. Así sucedió, pese a las condiciones climáticas.
Un cielo con nubes grises fungió como fondo del escenario, el cual vio aparecer a LQNF y Metal Miura para dar el gran inicio de este festival.
A medida sonaban los acordes de la guitarra, el aire gélido parecía disiparse pues el público comenzó a bailar, a dejarse llevar por el ritmo, dejando de lado el clima adverso que los rodeaba. Las bandas que abrieron el festival deleitaron al público con sets memorables, llenos de energía y emoción: Daniel Corona, Lng Sht con su habilidad para entrelazar rimas, Genitallica que iniciando su presentación armó el slam, Los Románticos de Zacatecas, Los Daniels, se encargaron de hacer explotar la tarde, el público saltaba, cantaba inmerso en la experiencia, algunos otros se unían en coros improvisados y bailes frenéticos.
Caía la tarde y llegó el momento romántico del evento, con la presencia de Elsa y Elmar, Daniela Spalla. Entre canciones, los artistas se dirigieron al público con palabras de agradecimiento y admiración por esperar el inicio del festival, expresando su asombro ante la determinación de los asistentes que desafiaron la lluvia y el frío para estar allí esa noche.
Las siguientes actuaciones fueron verdaderamente memorables: Little Jesus que fue de las bandas más esperadas del festival, Porter agregando el toque mágico a la noche, Kinky, La gusana ciega, Los amigos invisibles y Molotov con su rock desenfadado, mantuvieron a la multitud entregándose al ritmo de la música.
Finalmente, para el cierre de la ocasión llegó el momento de Elefante. Pese a que algunos asistentes decidieron retirarse del festival al terminar la presentación de Molotov, quienes aguardaron para la presentación de la banda, no dejaron de corean sus temas más conocidos.
El momento culminante del festival llegó con Maskatesta. La noche no había terminado, la banda estaba lista para llevar la intensidad a un nivel completamente nuevo. Desde el primer grito hasta el último estallido de energía, esta banda demostró por qué son considerados exponentes del ska mexicano. Se apoderaron del escenario y nos llevaron a un recorrido musical dejando a la multitud en un estado de éxtasis y satisfacción al ponernos a bailar desde el segundo uno de su presentación.
En resumen, el Festival Tertulia fue mucho más que una serie de actuaciones musicales, fue una experiencia que alimentó las emociones de los asistentes. Desde el inicio hasta los aplausos finales. Pese a las adversidades climáticas, los organizadores del evento lograron resolver el retraso que se presentó, unió a los artistas y al público con energía compartida.
Mientras los pocos de asistentes que resistieron al final, se despedían del festival, congelados pero radiantes de alegría, quedaba la certeza de haber sido parte de algo especial, algo que demostraba que, incluso en los días más fríos, el poder de la música puede unirnos para crear recuerdos y experiencias únicas.