El Haragán y Cía. arrancan el festejo de su 35 aniversario con un concierto en el Pepsi Center.

La noche del pasado viernes, el Pepsi Center se convirtió en el punto de reunión para aquellos nostálgicos del rock mexicano. ¿El motivo? Arrancar con la celebración de El Haragán y Compañía organizaron para celebrar sus 35 años de trayectoria. A pesar de que la noche estaba lluviosa, nada pudo detener a los fanáticos, que se congregaron en masa para rendir homenaje a una de las bandas más icónicas del país.

El recinto abrió sus puertas a las 6:30 p.m, alrededor de una después Los Gatos Rockabilly se encargaron de calentar motores, previo a la participación de la banda estelar. Sin embargo, gran parte de la banda que asistió al evento comenzó a arribar posterior a las 8:00 de la noche. Amigos de “la vieja escuela”, botas, chamarras de mezclilla estope roleadas, playeras con las portadas de las discos impresas en el pecho… La forma visible del rock y aquella que nos trasladó a los finales de los ochenta.

El concierto comenzó con una explosión de energía. El líder, Luis Álvarez y su banda abrieron encendieron al público desde el primer acorde. La conexión entre la banda y sus seguidores era palpable, todos bailando, bebiendo cerveza y con miles de voces coreando al unísono cada letra y cada melodía.

El repertorio de la noche fue una cuidada selección de sus mayores éxitos, que, además, fueron interpretados a lado de míticos invitados. Grandes exponentes del rock nacional se unieron a El Haragán y Compañía en el escenario, añadiendo ese toque de camaradería, resistencia y celebración, acción que dio el toque especial al festejo. Los primeros de la noche: Triciclo Circus Band. También hicieron acto de presencia Carlos Trejo y “el gato Rockabilly”.

El momento más emotivo de la noche llegó cuando comenzaron a sonar las primeras notas de “No estoy muerto”, canción con la que rindieron homenaje al maestro Eulalio Cervantes “Sax”. Las pantallas del escenario proyectaron fotografías del saxofonista más grande que ha dado la escena del rock en México, y si eso no fuera suficiente, los invitados de honor para interpretarla fueron nada más y nada menos que su legado: sus hijos. Natasha Sax y Andri Sax subieron al escenario para hacer sonar sus saxofones al ritmo de Kumbala.

En la selección del repertorio sonaron temas como “Purgante de amor”, “Antes me gustabas”, “En el corazón no hay nada”, “Juan el descuartizador”. Los clásicos “Él no lo mató” y otra sorpresa “Muñequita sintética” interpretada junto con el gran Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacvba. Cada canción era recibida con una ovación ensordecedora, y la banda respondió con interpretaciones cargadas de euforia, entrega y experimentación musical.

No podemos dejar de lado la calidad de la producción durante el espectáculo, con luces, imágenes y efectos visuales impresionantes, eso elevó aún más la experiencia. Luis Álvarez aprovechó la ocasión para dedicar unas palabras a sus seguidores: «Gracias por estos 35 años de rock and roll. Este recorrido no habría sido posible sin ustedes». El público respondió con una ovación emotiva, reforzando la conexión especial entre la agrupación y sus seguidores.

El cierre del concierto fue espectacular. La banda se despidió entre aplausos, ovaciones y la clásica foto del recuerdo. Una muestra de la admiración que El Haragán y Compañía han cultivado a lo largo de sus 35 años de carrera.

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